Reflexiones sobre la salud de los adultos mayores.

La perspectiva de salud en los adultos mayores es determinante para definir la calidad de vida que puede presentarse para ellos, siendo necesario enfrentar esta etapa, a partir de los 60 años, con una estrategia predefinida para lograr una vejez saludable. En general, para los adultos mayores, pueden definirse tres etapas (aún no aceptadas en forma unánime):

  1. Tercera Edad: Se acepta que comienza, aproximadamente, a los 60 años y se extiende hasta los 80 años.
  2. Cuarta Edad: Se considera aceptable plantearla entre los 80 y 100 años.
  3. Longevidad: Comenzaría a partir de los 100 años.

    Cada etapa de los adultos mayores plantea particularidades que resulta necesario comprender.

Desde el nacimiento existe una curva ascendente en el metabolismo y por ende, en la fortaleza y en la vitalidad. A partir de los 30 años y durante un largo tiempo se mantiene una meseta en dichas condiciones. No obstante, poco después de los 50 se va acentuando el comienzo de una declinación metabólica que repercute en nuestro organismo en general y en algunos órganos en particular.

Con distintas maneras de presentarse, entre los 50 y 60 años comienzan a aparecer algunas dolencias, que dependerán del impacto que ejercen los factores genéticos y los factores medioambientales. Los primeros están inscriptos en nuestros genes, y los últimos, en muchos casos, son factibles de manejar o modificar por nosotros; es decir, de lo que se trata es de envejecer adecuadamente actuando sobre aquellos elementos que podemos atenuar.

Para determinar cómo optimizar nuestra calidad de vida en la tercera edad debemos repasar algunos ítems, como por ejemplo:

  1. Nuestra alimentación: Qué comemos? Qué bebemos?
  2. Qué actividad física ejercitamos?
  3. Qué actividades intelectuales y sociales adecuadas a nuestra edad desarrollamos?

Todo esto, estará condicionado, en parte, por el diagnóstico y los tratamientos en el caso de alguna patología, y fundamentalmente por los controles médicos. Estos últimos son necesarios e indispensables, y será de nuestra absoluta responsabilidad para mantener el control de nuestra vida y lograr una vejez saludable.

Con respecto a la alimentación, debemos recordar algunos ítems que son propios de las patologías o dolencias que podemos padecer: mientras que otros están referidos a criterios de buena salud, por ejemplo:

  • Limitar la cantidad de azúcar que se ingiere en sus distintas formas: tortas, dulces, golosinas.
  • Observar la cantidad y calidad de grasas de nuestra alimentación: disminuir las grasas en general, principalmente las de origen animal: grasas de cerdo, manteca, embutidos, piel de pollo, etc.
  • Consumir lácteos descremados.
  • Limitar el consumo de sal.
  • Mantener un consumo adecuado de frutas, verduras y legumbres.
  • Beber abundante agua y tisanas. Evitar o disminuir la ingesta de café y de bebidas gaseosas, privilegiando, dentro de lo posible los jugos naturales.

Todo lo anterior estará determinado por la o las patologías que se padecen, las tolerancias individuales y por la indicación del médico de cabecera.
Recordar la importancia de un buen desayuno, un almuerzo equilibrado y una cena discreta, sin olvidar la colación y la merienda.

Por último, se plantea el tema de la compañía y la soledad en el adulto mayor.

Ser o pertenecer al grupo de los adultos mayores no implica aislamiento o soledad. Muchos debemos continuar con tareas laborales. Para aquéllos que gozan de un merecido retiro existen múltiples y variadas actividades que pueden mejorar nuestra calidad de vida y relacionarnos con nuestros grupos sociales realizando caminatas, yoga, alguna actividad deportiva adecuada (golf, bowling y otros), si es posible.

También es saludable realizar actividades recreativas (por qué no videojuegos) adecuadas a nuestras posibilidades. Existen grupos terapéuticos (médicos, psicólogos) que las utilizan para mantener activas las capacidades cognitivas o recuperarlas en caso de alguna patología.

Hay otras actividades que son sumamente enriquecedoras para la edad adulta como jardinería, pintura y alfarería, sólo por mencionar algunas.

Es importante plantearse una estrategia de vida hallando espacios, grupos de pertenencia, tareas laborales o recreativas que se adecuen a nuestras posibilidades y nos permitan disfrutar de los “serenos años mayores”.


Imagen del Ing. Néstor E. Fernández

Ing. Néstor E. Fernández
Presidente