Alergias

La primavera es la estación de las flores, del amor… y de las alergias. La presencia de polen en el aire provoca que millones de personas sufran de irritación y congestión ocular y de las vías respiratorias, con mayor o menor severidad. Para ayudarlos a sobrellevar mejor esta época complicada para muchos alérgicos, les presentamos una serie de recomendaciones sencillas que servirán para reducir los efectos del polen y respirar mucho mejor.

Las tres principales afecciones que se acentúan con la aparición del polen primaveral, son la rinitis alérgica (que afecta sobre todo a las fosas nasales y la garganta), la conjuntivitis alérgica (que produce irritación en los ojos) y el asma alérgica (que ataca a los bronquios y dificulta la respiración).

Es frecuente que algunas personas padezcan los tres tipos de alergia al mismo tiempo, con la consecuente merma de su calidad de vida. Uno de los responsables de estas enfermedades es el polen de las plantas, que al ser inhalado por el organismo provoca un rechazo exagerado, con síntomas de irritación, congestión e inflamación.

¿Qué podemos hacer para evitar las alergias de primavera? Tomando esta serie de medidas se logra reducir la exposición al polen y así minimizar su impacto y efecto sobre las personas alérgicas:
Conocer al “enemigo”: Distintos tipos de polen provocan reacciones alérgicas en diferentes personas. No todos disparan las mismas reacciones en cada organismo. Los estudios médicos realizados por los alergistas les servirán para conocer a qué tipo de polen (u otros agentes) son alérgicos, para saber evitarlos cuando se presenten.


Controlar los horarios: La mayor producción de polen tiene lugar entre las cinco y las diez de la mañana, por lo que es mejor evitar las salidas al aire libre en esos horarios.

Consultar el pronóstico del tiempo: Los días secos y ventosos dispersan el polen y son los más críticos para los alérgicos; en esos días, es mejor permanecer en casa o al menos en lugares cerrados. Por el contrario, en los días húmedos, sobre todo después de una lluvia, el agua lava y elimina los rastros de polen del aire, trayendo alivio y mejorando la respiración.

Evitar el contacto directo: En caso de realizar actividades al aire libre (especialmente en el jardín), una simple mascarilla de pintor servirá para evitar la inhalación de polen y retrasar la aparición de alergias.

Cambiarse con frecuencia: El cambio de ropas varias veces al día permitirá mantener alejados los alergenos que se adhieren a las telas.

Bañarse con frecuencia: una ducha refrescante y un lavado de cabello todas las noches servirán para eliminar todo rastro de polen del cuerpo y descansar mejor.

Mantener la casa limpia: En los hogares, limpiar los pisos con agua para que la humedad mantenga el polen en el suelo y no se disperse por el aire; limpiar con frecuencia las cortinas y aberturas por donde ingrese aire del exterior y utilizar equipos de aire acondicionado con sistemas de filtrado de polen (que deberán conservarse limpios y en condiciones). Dejar las ventanas cerradas cuando el viento sople. Utilizar la aspiradora en vez de escobas o plumeros.

Consultar al médico: Existen remedios con efecto antihistamínico muy efectivos (muchos de ellos de venta libre) pero es mejor que sean recetados y controlados por un especialista que proporcione la mejor medicación para cada tipo específico de paciente.