Riesgos de la tercera edad

Del crecimiento demográfico del país se observa que la participación de las personas incluidas en la tercera edad en el total de la población, va aumentando en una proporción ascendente debido, fundamentalmente, al crecimiento de la expectativa de vida y al decrecimiento relativo de la población de jóvenes y adultos lo que lleva a una modificación sustancial de la pirámide demográfica.

Esta modificación ya influyo en forma notable, en la demanda de los servicios de salud, situación que no se refleja en las correcciones necesarias en la oferta de dichos servicios.

De ahí que es necesario afrontar, dentro de una sociedad en cambio, una nueva interpretación y replanteo de la atención de la salud para la tercera edad a fines de generar, para este grupo etario, la posibilidad de tener un periodo de oportunidad de vida, que si se sabe aprovechar, ello puede ofrecer muchas satisfacciones que no parece posible alcanzarse en el marco de los actuales programas de salud.

Los programas actuales de atención de la tercera edad se han ocupado principalmente de la atención de la salud y secundariamente de la protección de las personas procurando su internación en residencias geriátricas y / o institutos de atención mental para aquellos que por razones psíquicas lo hiciera necesario.

En la tercera edad no solo se plantean problemas médicos específicos sino también el problema adicional de una expectativa de vida afectada por la revolución tecnológica por demás acelerada, resultando de ello un proceso de marginación evidente que impide su inclusión útil en la sociedad moderna.

Normalmente, los adultos mayores están condicionados por tres factores fundamentales:

  1. La disminución progresiva de sus fuerzas vitales por el deterioro natural del organismo.
  2. La acentuación de los efectos mórbidos de las enfermedades crónicas preexistentes, que continúan independientemente del proceso de envejecimiento.
  3. Las situaciones familiares, económicas y sociales donde los adultos mayores sufren la falta de solidaridad que los aleja de una mejor calidad de vida.

Las enfermedades que con mayor frecuencia afectan a las personas de la tercera edad son las crónicas, básicamente relacionado con las disminución progresiva de las fuerzas vitales.

De las estadísticas de mortalidad es posible señalar que las principales enfermedades asignables a los adultos mayores son:

  1. Las cardiovasculares
  2. Los procesos degenerativos
  3. Los accidentes
  4. Las enfermedades metabólicas
  5. Las deficiencias mentales

Los accidentes merecen una mención especial. Su alta incidencia, debería asignársela a la pérdida de las defensas psico-orgánicas de las cuales está dotado el joven o el adulto para evitarlos. Llamado de atención este para disminuir traumatismos domésticos, laborales y callejeros.

Otro problema que afecta a los adultos mayores es de carácter psico-social, dado que el paso brusco de la actividad a la pasividad y el distanciamiento del circulo de convivencia laboral sin una concientización previa, trae un desequilibrio psíquico que según el individuo puede ir de una simple neurosis a un síndrome depresivo. Estos trastornos son derivados de la desvinculación laboral, la desadaptación social y los desequilibrios económicos.

Estas situaciones, mas la soledad, lleva a distintos desvíos (Alcoholismo, pérdida de la autoestima, etc.) llegando a veces, incluso, al suicidio.

Se entiende que para evitar estas contingencias debe plantearse, para las personas de la tercera edad, la implementación de los siguientes criterios:

  1. Mantención de la actividad psicofísica
  2. Prevención y diagnostico temprano de las enfermedades crónicas.
  3. Rehabilitación psicofísica lo más completa posible.

La implementación de estos conceptos en el sistema de salud resultan básicos para el logro de un nuevo enfoque en la atención de los adultos mayores tendientes a alcanzar los siguientes objetivos:

  1. Vivir una vida tan normal como sea posible, junto a su familia, en sus domicilios o en un ambiente hogareño dentro de su comunidad.
  2. Ser objeto de cuidados adecuados y recibir el apoyo necesario para mantener su independencia.
  3. Facilitar la opinión personal sobre cómo quieren vivir sus vidas y elegir los caminos a seguir para alcanzar dicha forma de vivir.

Como se ve, los riesgos de los adultos mayores, lleva implícito la necesidad de comenzar a debatir un tema de real importancia para la tercera edad como son los derechos de los adultos mayores.


Imagen del Ing. Néstor E. Fernández

Ing. Néstor E. Fernández
Presidente